6 respuestas to “El aullido de un lobo llamado Parkinson”

  1. Walker noviembre 7, 2013 a 20:31 #

    Un video muy bonito y un relato muy especial. Auuuuuuu por siempre

  2. Benjamín Recacha noviembre 8, 2013 a 0:14 #

    Qué gran iniciativa. Precioso post, Diego. Voy a poner la nota crítica: una iniciativa legislativa importante y muy necesaria como la Ley de la Dependencia la han ido podando con la excusa de la crisis (cómo no), hasta el punto que esas familias machacadas psíquicamente, que por fin veían una salida, vuelven a ser condenadas a una existencia de sufrimiento innecesario. El Estado vuelve a sacudirse una obligación más dejándola en manos de la ciudadanía. ¿Y qué van a hacer las familias? ¿Abandonar a sus enfermos? Son monstruos insensibles, no me queda la más mínima duda.
    ¡Vivan los ex hombres y mujeres lobo!

    • Diego Caminero noviembre 14, 2013 a 18:14 #

      ¡Gracias!
      Pues sí, tienes razón claro. Cada vez es más frustrante ver el alcance y el calado de los recortes sociales. No sólo sostener pagar los desmanes ajenos, sino también este coste emocional en sufrimiento.
      Eso sí, un argumento más a que el ser humano tiene una buena capacidad de solidaridad y para hacer el bien. Hay redes de apoyo ciudadano realmente fuertes, sin las cuales no sé donde estaríamos.
      Bueno, quizá en las barricadas, en la cárcel o en el otro barrio…
      ¡¡Vivan esxs lobxs!!

  3. Amalia noviembre 8, 2013 a 10:26 #

    Bueno Diego, vaya “calor” que se siente leyendo el post. Te entra directamente al corazón, y el vídeo es inmejorable, qué ternura!!! Y tu tío Miguel aullando sin saber que era un pionero, pues que pase por este momento difícil de la mejor manera posible. Ya lo decía nuestro amigo Félix: hay que cuidar al LobooooUUUUUUUUU!!!!!

    • Diego Caminero noviembre 14, 2013 a 18:16 #

      Muchas gracias, más aún el calorcito cuando empieza a hacer frío.

      Es lo que tienen los pioneros, muchas veces no son conscientes de sus hitos. Para eso estamos los demás, para hacérselo saber de una forma u otra, eh?

      Sigamos escuchando sus aullidos de vez en cuando.

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